Si traducimos Asana como postura o actitud, diríamos que quiere decir cómodo, confortable. Para lograr un Asana el cuerpo debe lograr una posición que reúna:

• Estabilidad

• Inmovilidad

• Ausencia de esfuerzo

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→ Actitud

En un primer tiempo, suele suceder que no nos sintamos muy seguros de nosotros mismos, cada vez que encontremos una dificultad:

• Intentemos mantener una postura estática durante un corto tiempo (entre una a tres respiraciones controladas).

• O bien, recomenzar tres veces seguidas, volviendo cada vez, a la posición inicial.

 

Cuando sintamos que no nos esforzarnos para mantener una postura, intentemos mantenerla el máximo de tiempo posible.

 

→ Cada postura comprende varias etapas:

• Preparación

• Ejecución

• Etapa de inmovilidad o de tensión

 

La etapa de inmovilidad debe prolongarse como mínimo, de tres a seis respiraciones y como máximo varios minutos, pero es raro que este lapso de tiempo exceda los dos minutos.

 

Los asanas son alcanzados por una serie de movimientos lentos. El paso de una postura a otra se hace con calma y suavidad.

 

→ Resultados

Los efectos de las posturas van de la mano con la respiración y la fijación del pensamiento sobre la acción o la realización de la misma. Si ejecutamos una postura de forma mecánica, ésta pierde su eficacia, lo mismo ocurre cuando la realizamos con la mente: “Esto es imposible, no lo lograré” - Durante todo ejercicio, cualquiera que sea, abstengámonos de razonar, de juzgarnos.

 

Intentemos hacerlo lo mejor posible, sin realizar ningún esfuerzo inútil. Un yoqui no se preocupa de saber si podría hacerlo mejor, simplemente lo hace.

 

Hasta la postura más difícil se puede controlar después de un período de acostumbramiento. Incluso realizada imperfectamente, resulta efectiva en relación al esfuerzo realizado en su ejecución o en su mantención durante un cierto tiempo.

 

La perfección depende de las habilidades personales, por tanto,  es variable, y sólo puede alcanzarse lentamente.

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→ Es primordial que aprendamos a sentarnos

• Si estamos de pie, nuestras piernas están tensas y nuestros músculos contraídos para mantener nuestro cuerpo en equilibrio.

• Si estamos sentados, nuestra columna vertebral, que es el pilar concebido para soportar el peso de nuestro cuerpo, mantiene el torso derecho.

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