Inspiración Espiracián
Cuando practicamos una respiración abdominal, el diafragma comprime los órganos situados en el vientre, como el hígado, el vaso, los intestinos… La circulación sanguínea es estimulada al pasar por esta zona del cuerpo, esto explica el efecto benéfico de una buena práctica respiratoria sobre las funciones digestiva e intestinal, mejorando así la circulación en la parte baja del cuerpo, especialmente la circulación venosa de regreso. El diafragma reacciona como un bomba de relevo que ayuda a la sangre una vez cargada de desechos a subir hacia el corazón, evitando al mismo tiempo la éxtasis venosa y linfática. Es una manera de retardar la aparición de la celulitis y evitar la aparición de edemas.
Consejos prácticos
Esfuércese, a penas lo piense, en modificar su respiración durante algunos minutos:
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Inspire a fondo, inflando el vientre, para que sus pulmones se llenen al máximo.
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Mantenga los pulmones llenos contando hasta 5.
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Espire lentamente, contrayendo el vientre para desalojar bien todo el aire contenido en los pulmones.
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Mantenga los pulmones vacíos contando hasta 5.
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Luego recomience.
Puede hacer este pequeño ejercicio en cualquier momento y en cualquier lugar. Solo toma algunos minutos y pasa totalmente desapercibido. Si lo practica varias veces por día, sentirá rápidamente sus efectos: su respiración crecerá en amplitud hasta cuando no lo piense. Su organismo mejor oxigenado y liberado de sus desechos gaseosos funcionará de manera más armoniosa. Usted estará menos cansado, menos estresado, menos nervioso…
El aire contaminado
El aire que respiramos, al interior como al exterior, siempre contiene partículas contaminantes. Algunas son más nocivas que otras. Se le atribuye, en parte, el aumento de numerosas enfermedades respiratorias.
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Al interior: se incrimina particularmente al ozono. Si este gas nos es indispensable en lo alto de la atmósfera para protegernos de los rayos solares, es muy malo para nuestro organismo cuando lo absorbemos en grandes cantidades. La mejor solución: airear bien el domicilio
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Al exterior: es cuestión sobre todo del dióxido de azufre y de las partículas en suspensión. El primero está presente en concentración importante en las regiones industriales, a causa de la circulación automovilística y de las emisiones de las fábricas. Las partículas provienen sobre todo de los motores diésel.
Un aire sano en casa
Es indispensable respirar un aire sano, rico en iones negativos y liberado de las principales fuentes de contaminación. Los iones son átomos cargados eléctricamente que absorbemos al respirar. Los iones negativos nos son benéficos. Desgraciadamente, son menos numerosos y más frágiles que los iones positivos. Los iones negativos se forman en la naturaleza, bajo el efecto de los rayos ionizantes y de ciertos factores del medio ambiente: la brisa a orillas del mar, la fotosíntesis en el bosque, las pulverizaciones de agua a orillas de las cascadas…
Un paseo en plena naturaleza permite absorber una buena cantidad de iones negativos,
sobre todo si se respira profundamente.
En una habitación cerrada, los iones negativos se alteran rápidamente: en una hora, su proporción disminuye a la mitad. La solución: airear. Es suficiente con abrir de par en par las ventanas durante unos 5 a 10 minutos para renovar el aire de una habitación de dimensiones medias. Al mismo tiempo nos deshacemos de los contaminantes interiores, del exceso de humedad estancada y de los gérmenes expulsados por los habitantes del lugar.
Si vive en la ciudad, en una zona donde el aire es muy contaminado, utilice plantas verdes para limpiar la atmósfera: la dracaena y el ficus, por ejemplo, absorben las sustancias nefastas. Piense al mismo tiempo, en los aceites esenciales. También puede procurarse de un ionizador: es un pequeño aparato eléctrico que produce iones negativos. ¡Atención! No lo ubique cerca de un muro: los iones producidos peligrarían de ser inmediatamente destruidos por este obstáculo.