Los seres vivos sólo podemos vivir entre los límites fisiológicos precisos de nuestro medio interior.
En este espacio vital, coexisten perfectos valores de salud y otros que corresponden a diversas enfermedades.
“Nadie se escapa a esta ley fundamental de la vida”, puesto que el equilibrio es una de las condiciones de la salud.
La Salud es un estado Natural
La salud es un estado totalmente natural que se mantiene todos los días y que depende de reglas simples de higiene fundamental, las principales son:
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El agua pura
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El culto del ácido
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Una alimentación hipotóxica (preventiva o benéfica para mantenernos en buena salud) y biológica (que excluye recurrir a los productos químicos de síntesis)
Se deben descartar los alimentos potencialmente nocivos para la salud:
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los alimentos cocidos a alta temperatura
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el trigo (gluten y cereales mutados)
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los productos lácteos
→ Privilegiar los alimentos biológicos.
→ Rechazar el veneno y la contaminación.
Los parásitos (insectos, micro-organismos, virus…), hacen parte de la naturaleza. Algunos, transportados por el aire, el agua o los alimentos, pueden alterar la salud cuando son absorbidos. Pero estos parásitos sólo se vuelven verdaderamente patógenos cuando encuentran un terreno propicio para desarrollarse.
En el transcurso de una epidemia (resfrío, gripe,…) los habitantes de una misma ciudad no todos son afectados. El estado del terreno biológico es mucho más importante que la presencia o la virulencia del virus.
Para re-encontrar la salud, es necesario suprimir las condiciones que favorecen las desviaciones del terreno bioelectrónico (lo que tiene por efecto neutralizar la proliferación de los parásitos), luego elegir un medioambiente sano y adoptar una higiene compatible con la vida, es decir, biocompatible.
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Cada uno podrá encontrar o re-encontrar “la verdadera felicidad de una salud plena equilibrada y la felicidad.
Debemos ser conscientes de las patologías que afectan al ser humano. Numerosos estudios científicos confirman el origen de las enfermedades, poniendo en evidencia que la población de los países industrializados ha conocido, en un medio siglo, una doble evolución de sus patologías:
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Disminución de las enfermedades infecciosas por eliminación de microbios patógenos
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Aumentación de las enfermedades degenerativas (cáncer, trombosis, sida,…)
La reducción de las enfermedades infecciosas se ha logrado gracias a:
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los tratamientos químicos del agua potable y de aguas usadas (adición de cloro, ozono, desinfectantes…);
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las condiciones de higiene que conservan la frescura de los alimentos (conservantes, congelación, refrigeración…);
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los tratamientos medicales (antibióticos, medicamentos, vacuna, quimioterapia,…)
Desgraciadamente estos tratamientos, muy a menudo, útiles e incluso a veces, indispensables, han modificado, poco a poco, la información del terreno biológico y también de mantener o de favorecer la sobre-oxidación y la acumulación de toxinas.
El organismo se ha vuelto cada vez más frágil, provocando la dramática aumentación de enfermedades degenerativas (cáncer, esclerosis en placas, enfermedades de Alzheimer et de Parkinson,…), de las cuales podemos constatar la realidad desde hace unos cincuenta años.
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