Homeostasis = equilibrio
Normalmente, no hay:
- ni excesos
- ni carencias
Como lo hemos dicho antes, la salud es un estado completamente natural que se mantiene gracias a varios mecanismos.
Los más importantes son:
→ La adaptación permanente:
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a las circunstancias de la vida para evitar los peligros (prudencia, control del estrés,..);
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a las necesidades fisiológicas para satisfacer (hidratación, alimentación, actividad, sueño,…);
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a las necesidades psicológicas (amor, expresión, creatividad, seguridad,…).
→ La eliminación cotidiana por medio de los filtros especializados (hígado, riñones, piel, pulmones), tóxicos ingeridos o respirados y toxinas (desechos) producidos por el metabolismo (digestión, respiración, estrés,…).
→ Los mecanismos de defensa puestos en marcha por el sistema inmunológico para neutralizar la influencia nociva de los parásitos y por el subconsciente para eliminar el impacto del estrés cotidiano (conflictos, frustración,…), durante las diferentes fases de nuestro sueño.
→Los procesos de auto-reparación de lesiones celulares se realizan, principalmente durante el sueño para reconstituir el capital celular normal (cicatrización de heridas, osificación de fracturas,…).
→La homeostasis, la constante de la composición de la sangre. El conjunto del medio interior se caracteriza por una gran estabilidad hídrica, mineral, física y psicológica y bioelectrónica. Esta estabilidad es asegurada de manera automática por el sistema neurovegetativo (diencéfalo, hormonas, órganos especializados: hígado, riñones, pulmones, piel, intestinos).
A cada instante se ponen en marcha mecanismos reguladores eficaces: que preservan los equilibrios fundamentales (acido-básico [pH], antioxidante, energético, temperatura, asimilación-eliminación,…); y que mantienen constante los parámetros químicos (glucosa, colesterol, lípidos,…)
Estos mecanismos están en relación con las diversas sensaciones y necesidades fisiológicas (sed, hambre, eliminación, sueño, fatiga, estrés, malestares,…). La mayoría de los parámetros tienen medidas que oscilan en una constante de buena salud. Cuando el valor medido se aleja demasiado de la norma, señala un malestar, informa sobre el estado general de la persona y sobre la manera de restaurar su salud.