El agua es la vida
Bajo el efecto de la sed, sentimos la impresión de deshidratarnos al interior: la lengua se queda
pegada al paladar, la boca y la garganta se quedan
secas, sin saliva. A través de estas señales de alarma, el cuerpo indica que necesita agua.
El cuerpo humano se compone de un 75% de agua, lo que corresponde a 42 litros de líquido por un peso de 70 kg. Esta proporción debe ser siempre estable, puesto que sin agua, nuestro organismo no estaría en condiciones de cumplir sus funciones fundamentales. Es gracias al agua que el cuerpo transporta los elementos nutritivos hasta las células y elimina, por enjuague, las substancias tóxicas, esto es sólo para dar un ejemplo de la importancia del agua en nuestro organismo.
Como el agua es esencial en la vida, el organismo reacciona muy rápido y de manera muy sensible ante un déficit de líquido, provocando la sed. La sensación de sed indica que el cuerpo ha afrontado una perdida de agua que deber ser compensada rápidamente, bajo riesgo de perturbar el metabolismo. La señal de la sed es activada por unos receptores situados en la pared de ciertos vasos del cuerpo y en el corazón. La tarea de estos receptores consiste en registrar una caída de volumen o de presión en el sistema circulatorio debido a una falta de agua.
Otros receptores del hipotálamo, un importante centro de control del cerebro medio, responsable netamente del metabolismo del agua, señalan que, por falta de agua, el contenido de sal de la sangre y del líquido celular ha aumentado. Estas comunicaciones son transmitidas al centro de la sed, también situado en el cerebro medio, que provoca así una sensación de sed. La señal de la sed hace, además intervenir ciertas hormonas, especialmente la hormona antidiurética o ADH, que incita a los riñones a eliminar menos agua.
Cuando finalmente hemos bebido, el déficit de agua es saciado, y la sensación de sed desaparece. La seña que la cantidad de agua ha sido suficiente parece estar esencialmente unida a la tensión de la pared estomacal.
En periodo de escasez de agua
Normalmente, la cantidad de agua en el cuerpo, es de alrededor del 66%, varía sólo en un 0,2% en relación al peso del cuerpo. Para un adulto que pesa 70 kg., esto sólo representa 140 ml de agua. Pero existe toda una serie de situaciones en la que el cuerpo pierde sensiblemente más agua y debe entonces recibir un aporte exterior tanto o más importante.
Es el caso de un esfuerzo físico:
La transpiración provoca entonces un aumento en la perdida de líquido, llamada deshidratación, que se realiza esencialmente en perjuicio del tejido celular. Un entrenamiento físico acompañado de transpiración conlleva inevitablemente a una disminución de líquidos en el cuerpo, y también a una pérdida importante de sales minerales como el sodio, potasio, calcio y magnesio. En regla general, este déficit en líquido, es compensado en 24 horas. Sin embargo, cuando se realiza un esfuerzo extremo, y además bajo un sol de plomo, la pérdida de agua puede alcanzar hasta el 8% del peso corporal, es decir, 5,6 litros por una persona de 70 kg. Si el cuerpo pierde más de 5 litros de agua, el déficit no puede ser compensado en 24 horas y habrá riesgo de deshidratación.
Fuentes escondidas
En estas condiciones, podemos extrañarnos que los maratonistas sólo beban ocasionalmente un vaso de bebida durante la carrera de resistencia, bebiendo parsimoniosamente en comparación con otros deportistas de alto nivel, es decir, 0,75 litro en promedio. Esto se debe al hecho que el organismo libera agua por sí solo como consecuencia de los procesos metabólicos particulares, en el caso de un esfuerzo físico excepcional.
Durante la carrera, que dura más o menos 3 horas, los maratonistas pierden hasta 3 Kg.; la degradación de grasas, que se desarrolla en el cuerpo, produce el agua de oxigenación. Por otro lado la degradación de glucógeno y su transformación en glucosa, que comanda la consumación extrema de energía exigida por la maratón, también liberan agua, de manera que en total, el cuerpo puede producir más de un litro de agua durante la carrera.
De todas maneras, las hazañas deportivas no son los únicos esfuerzos que solicitan agua al organismo que luego debe recuperar. El que se tumba bajo el sol tropical también sentirá una sed excesiva y no sólo a causa del sol. En efecto cuando nos quedamos tumbados, los riñones intensifican su trabajo y eliminan más agua.
La importancia vital del agua para el organismo está demostrada por el hecho que morimos de sed después de algunos días que nos privemos de este elemento, mientras que podemos vivir hasta 70 días sin consumir alimentos sólidos, si bebemos suficientemente.
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