top of page

Sobre la espalda                                         de la humanidad

espalda_erguida_sostén

Fue cuando nuestros ancestros comenzaron a mantenerse de pie, hace millones de años, que la civilización  humana se desarrolló. Pero esos conocimientos de los cuales nosotros nos sentimos orgullosos son también una cruz que nuestra espalda ha estado obligada a cargar.

Al observar un chimpancé y la manera que tiene de desplazarse, utilizando una mano como un tercer pie, nos hacemos una pequeña idea de la manera de cómo la naturaleza ha debido reconstruir el esqueleto humano para permitir el desplazamiento gracioso de las bailarinas, los saltos aéreos de los adeptos de la patineta o del drible enérgico de los jugadores de básquetbol.

 

Desde que el ser humano se desplaza erguido, se apoya principalmente sobre la columna vertebral, pero el conjunto del esqueleto ha debido también adaptarse a esta posición.

 

Así, las piernas se alargaron y los pies se reorganizaron para permitir el caminar sobre la planta de los pies y es así como apareció el arco de los pies. Así mismo, la pelvis se reestructuró y se volvió más estable, siendo llamado en lo sucesivo a soportar casi todo el peso del cuerpo. Finalmente, los brazos se acortaron puesto que ya no debían cargar una parte de la masa corporal en movimiento en los desplazamientos.

 

Una suspensión flexible

 

Si la columna vertebral del chimpancé es aún un bastón relativamente derecho, en el hombre, presenta una doble curvatura en S, como la suspensión de un automóvil, que asegura una cierta elasticidad. Por otro lado, las diversas vértebras están separadas por discos que amortiguan las fricciones y permiten a la columna reaccionar con flexibilidad a las cargas. Estos discos intervertebrales son construcciones de cartílagos dotados de un núcleo elástico gelatinoso. Como absorben líquido durante la noche como una esponja, son más espesos por la mañana que por la tarde, después de haber perdido poco a poco el líquido durante el día por el efecto de la carga constante del peso del cuerpo. Es por esto que somos un poco más altos por la mañana al levantarnos que por la tarde.

 

Una enfermedad de nuestra civilización

 

Los discos intervertebrales son muy sensibles y pueden provocar terribles dolores de espalda. Puede pasar que sean abandonados entre dos vértebras, provocando así un fenómeno temible y muy doloroso: hernia discal.

En las personas adultas, los discos han perdido su elasticidad por el desgaste provocado y tienen una capacidad de agua reducida, lo que contribuye a alisarlos permanentemente. Los discos y la vértebras afectan las vías nerviosas que pasan por debajo, provocando dolores lumbares más o menos fuertes. Por supuesto, que estos problemas pueden llegar a una edad más temprana, si se bloquean dos vértebras haciendo un mal movimiento o un movimiento muy rápido, o también adoptando una mala postura, lo que provoca una irritación de los nervios.

 

Así mismo, los tendones, los ligamentos y los músculos que aseguran la cohesión de las vértebras o que se adhieren a ellas antes de llevar a otras partes del cuerpo, son frágiles. Sirven esencialmente para mantener las vértebras en equilibrio. Si los músculos no se han trabajado mucho, lo que es muy común en nuestra civilización occidental donde el trabajo se efectúa sobre todo en posición sentada, seguido provoca dolores dorsales. El caso es que, sometido a una tensión o a una carga súbita, los músculos no ejercitados se crispan y provocan lo que se llama calambres.

Estos calambres pueden ser debido no solamente a una falta de ejercicio,  si no que también a la utilización de una silla de oficina inadecuada, o de un colchón demasiado blando, sin hablar de la mala postura, frecuentemente adoptadas desde niño. La obesidad o la osteoporosis son otros factores que contribuyen a los dolores dorsales.

Frente a todos estos problemas de espalda, la cadena de reacción es en principio la misma. Una de las partes del sistema vertebral, que se trate de los huesos, de los músculos o de los nervios, ve su función obstaculizada, y como este sistema compuesto de elementos múltiples está unido a numerosas articulaciones, músculos, tendones, ligamentos, puntos de entrada y de salida de nervios y de vasos sanguíneos, cada perturbación la ataca poco a poco en su conjunto y puede hasta dañarla permanentemente.

 

Una señal de lesión

 

Podemos representarnos el esqueleto como un móvil: el desplazamiento de un solo elemento  pone todo el resto en movimiento. Entonces, es posible que dolores irradien sobre el conjunto de la espalda a partir de un punto del cuerpo relativamente alejado de la columna vertebral.

Estos dolores son transmitidos por sustancias conocidas con el nombre de mediadores, que se forman en los tejidos dañados o mal irrigados, en el lugar de origen de la lesión y llegan a los centros de conmutación de los nervios dorsales a través de las vías sanguíneas. Estos centros, llamados ganglios, que están repartidos netamente en la espalda como relevos en las vías motrices de los nervios, contienen receptores y son capaces de señalar fiablemente al cerebro todos los trastornos susceptibles de afectar la columna, bajo forma de señales de dolor. La función de este dispositivo es por supuesto, de prevenir los daños que el vulnerable sistema motor de la columna vertebral pudiera sufrir. Los dolores obligan, por ejemplo, al sujeto a modificar una postura cansadora o tensa, a tomar una posición prudente en caso de inflamación, hasta evitar algunos movimientos con el fin de permitir a una zona lastimada de sanar con toda tranquilidad.

Todos estos trastornos funcionales son solamente un lejano recuerdo de los tiempos donde nuestros ancestros, que no conocían estos problemas, se desplazaban a cuatro patas. Evidentemente, es el precio que debemos pagar por nuestra cultura y nuestra civilización.

De todas maneras un ejercicio regular, una alimentación sana (sin químicos) y un descanso suficiente pueden aun hoy en día hacer milagros.

Ver más...

Fuente:

Notre Corps, cette prodigieuse machine, Sélections Reader’s Digest, Paris, 2000

www.google.fr/search?hl=fr&tbm=isch&source=hp&biw=1215&bih=540&ei=smRnWquWDc3CwQKe1hE&q=llevar+peso+en+la+cabeza&oq=

bottom of page