Misión de vida
Buscamos el sendero que conduce a la cima, ahí se encuentra la luz Divina.
Puede ser un recorrido rápido y simple, como puede ser largo y tormentoso.
Debemos aprovisionarnos de consciencia y responsabilidad para respondernos:
¿Quién soy? ¿Por qué vivo? ¿Cómo vivo? ¿Para qué vivo?
Nos responderá el Amor del Universo que está en todas partes, en todas las cosas y en lo más hermoso y simple. Todo lo que buscamos está en nosotros mismos,
está en nuestro interior, sólo tenemos que abrir nuestro corazón para verlo.
Juan Reyes
La misión de vida es simplemente lo que vinimos a hacer en la tierra, la dificultad radica en que no nos acordamos de ello y tenemos que averiguarlo para el avance espiritual de nuestra alma.
Es una propuesta que nos hicimos antes de nuestro nacimiento en la tierra.
Todos tenemos un don especial y digo todos porque todos poseemos un don. Una de las maneras de saber tu misión en la vida está en conocerte, en saber qué es eso que disfrutas tanto hacer, en lo que eres excepcional.
Quizá eres un gran escritor de poesía, a lo mejor se te da bien cuidar niños, puede que tengas la facilidad de sanar con tus manos, o simplemente eres un “manitas” en alguna formación profesional como por ejemplo carpintero, albañil, etc., no necesariamente tiene que ser algo importante exteriormente, debe ser extremadamente importante interiormente, algo que alegre y deje feliz tu corazón y por lo tanto tu alma.
Culturalmente no estamos educados para ser libres, genuinos y desarrollarnos en aquello que amamos. A veces desde niños nos entrenan para hacer lo que la sociedad nos pide, o la familia nos impone, pero pocas veces nos enseñan a escuchar nuestro corazón y comenzar una relación con esa sabiduría interna que todos tenemos y que irá creciendo a lo largo de la vida.
Realmente transitar por nuestra misión de vida es tan simple como aprender a escuchar a cada instante lo que nuestro corazón nos indica y accionar y reaccionar sobre aquellas cosas que amamos desde lo más profundo de nuestra esencia.
Es primordial encontrar unas frases que haremos que sea nuestro propio decreto, por ejemplo podemos decir:
“Tengo un sentimiento de felicidad en mi vida con todo lo que hago y digo y mi misión actual es compartir con los demás lo que descubro que para mí es bueno, para los demás también lo es. Esto lo logro siguiendo mi pasión que es descubrir e inventar lo que sea que me permita evolucionar espiritualmente hacia un bien común”.
Otro ejemplo que se me ocurre en este momento es decir:
“Pido a mi yo superior con todo el poder de mi intención que me ayude a encontrar la misión para la que vine aquí a la tierra. Hecho está, que así sea, aquí y ahora, gracias.”
JOSÉ GABRIEL URIBE (AGESTA)