top of page

La Numerología

numerol.jpg

Los números son la esencia espiritual.

Son formas activas vivas del Uno Supremo, del principio creativo.

Son seres calificativos que emiten vibraciones, contrariamente a las cifras que son cuantitativas y pasivas.

Los números transmiten una enseñanza esotérica según el grado de iniciación de la persona que los medita.

Antes del 1 no hay nada. Después del 1 está el infinito.

 

A este simbolismo de los números se suman las figuras geométricas, alegóricas y ritmos a los que estamos sometidos sin ni siquiera darnos cuenta y a menudo  son ignorados, desconocidos o los conocemos mal.

 

Su conocimiento razonado nos permitiría utilizar mejor nuestras energías, nuestras vibraciones, nuestro potencial físico, emocional, espiritual e intelectual. Todo esto en armonía con el cosmos. Aprenderemos, a medida que el velo se levanta, que nuestro saber es relativo y que siempre debemos ampliar las fronteras de nuestra investigación para llegar al camino que nos lleva a aproximarnos del conocimiento universal.

La numerología es el estudio de los números en su dimensión holística, es decir, del significado que trasciende los aspectos prácticos de la vida cotidiana e incluso de las propias ciencias físicas. Los números están presentes en todos los planos de la realidad, desde los más visibles y tangibles, hasta los más etéreos y sutiles, y dado que el ser humano comparte esta misma naturaleza multidimensional, no es de extrañar que mantengamos una estrecha y permanente interacción con ellos en todos los niveles. El nivel que todos conocemos y empleamos a diario es el plano físico: medidas, pesos, distancias, cantidades, precios porcentajes, horarios… pero esto solo es la punta del iceberg..


El primer regalo que hemos recibido en la vida es nuestro nombre y apellido. El nombre por sus vibraciones emisoras y receptoras nos inunda con sus influencias

a partir del momento en que nuestros padres lo eligen. Aunque también se diceque somos nosotros mismos que lo elegimos antes de bajar a la Tierra y lo hacemos llegar a nuestros padres utilizando diferentes medios sutiles.

 

El segundo regalo es el día de nuestro nacimiento que a través de su fecha y su hora nos hace entrar en el microcosmos, espejo y síntesis minúscula del gran Universo o Macrocosmo.

Somos en el Universo, un caso único puesto que ninguna persona posee los mismos datos numéricos que los nuestros, formados por nuestros nombre y apellidos, nuestra fecha y hora de nacimiento. Cada uno de nosotros formamos individualmente una pirámide cuyos lados serían formados por las dimensiones de nuestro nombre, de nuestros apellidos y cuya base sería nuestra fecha de nacimiento. Y el conjunto de todas las pirámides humanas formarían la gran Pirámide o el Universo.

Pitágoras decía “Los números contienen el secreto de las cosas y Dios es la armonía Universal”. Explicaba que los números, las letras, las figuras geométricas, o las representaciones humanas que servían de signos de símbolos, de esta álgebra oculta, no podían ser comprendidos por los profanos y debían ser cuidadosamente guardadas por los iniciados.

 

Pitágoras llamaba a sus discípulos “matemáticos”, puesto que su enseñanza denominada “superior” comenzaba por la doctrina de los números. El número, o matemáticas sagrada o ciencia de los principios, no es considerada como una cantidad abstracta sino más bien como una virtud intrínseca y activa, viva del Uno Supremo, es decir, Dios, fuente de la armonía universal.

La ciencia de los números es la de las fuerzas vivas, de las facultades divinas en acción en los mundos y en el hombre, en el macrocosmo o universo y en el microcosmos u hombre.

Pitágoras desarrolla en cada uno de los números: su principio, su ley, su fuerza activa en el universo y en el hombre, insistía en el hecho de que los cuatros primeros números encerraban los principios esenciales, puesto que al sumarlos encontramos todos los demás.  

De la misma manera, la infinita variedad de seres es producida por la combinación de las tres fuerzas principales: materia, alma, espíritu.

Pitágoras otorgaba una gran importancia a los números 7 y 10: el 7 que es el compuesto del sagrado número 3 y del terrenal 4 que significa la unión del hombre y de la divinidad. Estableciendo así un puente entre el cielo y la tierra. Es el número de los iniciados, de los 7 grados para lograr la realización completa de todo, es la ley de la evolución.

El 10 formado por la suma de los cuatro primeros números y que contiene el 7 el número perfecto por excelencia puesto que representa todos los principios de la Monada evolucionada y lograda en una nueva unidad: La Década Sagrada o  Tetraktys.

bottom of page